El cuento para contar
Me puse a hacer inventario y fue ahi que me di cuenta del tanto que te había dado y de la intenta en la que tu seguías. Te quise tanto y no supiste que con llanto me bailaba en una felicidad ilusa, una felicidad fría. Te quise pero no te amé. Te pensé en cielos, eso sí, te pensé. Te pensé un mundo y casi dos, te pensé en alto y te pensé en voz. Te convertiste en estante recuerdo de lo que me contaste querías ser. Te convertiste en cuento ido al amanecer. Te convertiste en llano entre amargura y angostura al terminar. Te convertiste en nada porque nada fuiste, simplemente un simple andar. Un salvavidas en tormenta, insuficiente remedio para el alebrestar. De estar se siente, cariño mío, y yo me supe sentar. Tomar mi espacio, derretirlo en tiempo y con cuidado buscarme en este lío. Entonces me encontré misma buscando al que quise tener conmigo. Ahora reconozco que el dar las gracias para mi fue fundamental y que en ti el fundamento no aguanta pedestal. Veo entonces la diferencia entre la palabra y el día, lo que la tuya quiere dictar y que lo mío significa.